Animales Domenticados

Se denomina domesticación de animales o plantas (cultivo) al proceso por el cual una población de una determinada especie pierde, adquiere o desarrolla ciertos caracteres morfológicos, fisiológicos o de comportamiento, los cuales son heredables y, además, son el resultado de una interacción prolongada y de una selección deliberada por parte del ser humano. Su finalidad es obtener determinados beneficios de dichas modificaciones.

Los Origenes.

Finalizada la Era Glacial sucedió una expansión progresiva de bosques sobre las grandes estepas provocando la emigración y la extinción de algunos animales. En muchos casos se trató de especies que constituían parte esencial de la dieta alimenticia del hombre. Los grupos humanos, hasta entonces cazadores-recolectores, debieron sumarse a la transformación para alcanzar la subsistencia. Los hombres se diseminarán entonces en grupos reducidos, apareciendo de esta forma los primeros asentamientos estacionarios. Ciertas teorías señalan que en su continuo ir y venir, los cazadores que arrojaban las semillas de los frutos consumidos pudieron ver que, en condiciones apropiadas, estas generaban nuevas plantas. El resultado de esta transformación es el comienzo del Neolítico.
El término neolítico, acuñado por el naturalista británico John Lubbock en 1865, deriva del griego, neo 'nuevo' y lithos 'piedra', y hace referencia a la capacidad humana de pulimentar la piedra, en contraste con la talla de la misma, propia del Paleolítico. La aplicación de esta nueva actividad interactuo con una serie de características que provocarían un cambio radical en las formas de cultura humana; una de ellas representa un fenómeno que ha impulsado a numerosos especialistas a considerar una "Revolución neolítica": la domesticación de plantas y animales.
El acontecimiento, sin embargo, se extendió de manera gradual. El origen de la agricultura, que implica la domesticación de plantas y animales, se encuentra representado fundamentalmente por una tendencia al sedentarismo y fue la necesidad de los grupos humanos cazadores-recolectores la que impulsó el cambio. La prueba radica en que la agricultura como tal es una actividad que demanda mayor dedicación y horas de trabajo que la caza y menor previsión en razón de los avatares agrícolas.
De esta manera, la naturaleza pasó de ser un hábitat a un conjunto de recursos económicos que debían ser gestionados por el hombre. Aunque el cambió se materializó en diversas partes del mundo, estudios arqueológicos han determinado la aparición, hace aproximadamente diez mil años, de los primeros asentamientos permanentes en Cercano Oriente, en el área conocida como el "Creciente Fértil", desde Canaán (Jericó), pasando por el sur de Turquía (Çatal Hüyük), hasta Mesopotamia y el Golfo Pérsico.
En cuanto a la ganadería, en principio se habría limitado a un control de los recursos animales, protegiendo la fauna de otros depredadores y cazando selectivamente. Pero sólo se puede hablar de ganadería cuando se comienza a criar al animal: controlando su reproducción y cuidándoles durante el invierno.
En este período se produce una serie de descubrimientos técnicos, propiciados por la nueva economía: la cerámica para guardar los granos se transformará en la primera expresión artística del Neolítico, el pulimento aplicado a un nuevo tipo de hacha y una renovación general del utillaje, entre los que luego se encontrarán mangos o morteros utilizados en la molienda de vegetales para elaborar harina.

Caracterización.

Numerosos autores han definido la domesticación:
  • Price (1984) lo hace diciendo: "La domesticación es un proceso mediante el cual una población animal se adapta al hombre y a una situación de cautividad a través de una serie de modificaciones genéticas que suceden en el curso de generaciones y a través de una serie de procesos de adaptación producidos por el ambiente y repetidos por generaciones".
En esta definición el autor habla de una adaptación evolutiva gradual al ser humano y a condiciones ambientales nuevas (encierro), con lo cual indica que el proceso conlleva largos períodos y el paso de numerosas generaciones, para que estos cambios se fijen genéticamente, sean modificaciones en el comportamiento, en la morfología, fisiología o embriología del ser vivo.
Zeuner (1963), reconoce cinco etapas fundamentales dentro del proceso de domesticación:
  • En la primera etapa, la unión hombre-animal es muy débil y son frecuentes los cruces de las formas mantenidas en cautividad con las formas salvajes originarias, siendo el control que el hombre ejerce sobre el animal, muy reducido.
  • En la segunda etapa, el hombre comienza a controlar la reproducción de los animales y seleccionarlos para reducir sus dimensiones y aumentar las características de docilidad, para poder manejarlos mejor. En esta fase, es importante evitar el cruce con las formas salvajes, para mantener y fijar las características deseadas.
  • Seguidamente, el hombre comienza a demostrar un interés creciente hacia la producción de carne, y se da cuenta de la utilidad que supone el aumento de las dimensiones de los animales de cría.
  • Inicia esta tercera etapa de trabajo para volver a cruzar las formas domésticas, más pequeñas, con las formas salvajes, más grandes, poniendo atención en mantener las características de docilidad previamente seleccionadas.
  • En la cuarta etapa, el interés por los productos de origen animal, unido a la creciente capacidad del hombre para controlar a los animales de producción conduce, mediante un largo trabajo de selección, a la creación de razas especializadas con diferentes aptitudes productivas, que garanticen un aumento en la producción de carne, lana, leche, etc.
  • En este momento entramos ya en la quinta etapa, en la que resulta absolutamente necesario evitar los acoplamientos de la forma salvaje con las razas domésticas especializadas. Por tales motivos, se realiza una actividad de control numérico de la población salvaje, que en tales casos conlleva nada menos que al exterminio de las formas salvajes y, en el mejor de los casos, a su asimilación dentro de las formas domésticas.
Hart (1985) indica que actualmente nos encontramos hoy frente a la sexta etapa del proceso de domesticación, en el que las características comportamentales y genéticas de los animales de producción se han visto modificadas hasta tal punto que han perdido la capacidad de sobrevivir y de reproducirse sin la intervención del hombre. Sin embargo, si bien es verdad que nuestros animales domésticos han perdido muchas de las características que les posibilitan adaptarse a la vida en la naturaleza, es también cierto que algunas de estas características pueden ser readquiridas, como sucede en el proceso de readaptación a la vida salvaje.

Domesticar y Domar.

Es necesario establecer la diferencia que existe entre los términos domesticación y doma, pues indican dos procesos diferentes que a menudo se confunden. La diferencia entre los dos términos es evidente:
En español, domar indica amansar y hacer dócil a un animal mediante ejercicios y enseñanzas, sean estos silvestres o domésticos. La domesticación consiste en acostumbrar al animal fiero y salvaje a la vista y compañía de las personas; es un proceso largo en el que se obliga a una especie a adaptarse para vivir dependiendo del ser humano.
El término inglés tame o domado se refiere a individuos mansos, dóciles, producto de un trabajo hecho por el hombre pero cuya reproducción no se somete a selección artificial, con intención de lograr mansedumbre, como en los animales domésticos. Ya Darwin (1859 y 1868) manifestaba que: Domesticar es más que domar (Domestication is more than taming). Con el término doméstico (domestic, en inglés) se hace referencia a animales que, por selección directa del hombre, adquirieron características genéticas, morfológicas, fisiológicas, y de comportamiento diferentes a las que tenían sus progenitores silvestres.
La doma, en ambos casos, hace referencia a individuos y no a poblaciones (conjunto de individuos), mientras que la domesticación involucra a poblaciones enteras. Por ejemplo, Se puede domar a leones, tigres o panteras, pero no se puede decir que sean especies domésticas. La diferencia entre las dos lenguas es que en inglés los animales domados se reproducen en poblaciones silvestres, resultando dificultoso en condiciones de cautiverio, pero en español, la doma también se refiere a ciertas especies domésticas, como los caballos.
Hay numerosos autores que hablan del proceso de domesticación en el caso de las abejas, donde las fases transcurrieron, pero la línea divisoria entre abejas domésticas y silvestres es muy fina. A pesar de haber seleccionado las colmenas durante miles de años todos los apicultores son conscientes de que cuando su mejor colmena en mansedumbre desea dejar su cómoda casa a cambio de un hueco de árbol lo hace sin mayores problemas y en numerosas oportunidades sobrevive sin mayores inconvenientes. Lo cual podríamos definir como un alto grado de readaptación a la vida silvestre.
El proceso de domesticación se logra mediante selección artificial de caracteres, tanto genotípicos como fenotípicos, que el hombre selecciona mediante exhaustivos cruzamientos y una serie de lentas modificaciones acumuladas en el tiempo.
La readaptación a la vida silvestre (asilvestramiento) de una especie doméstica es el proceso contrario: en él la especie doméstica va perdiendo a mayor o menor velocidad los caracteres seleccionados artificialmente al verse sometida al proceso de selección natural que, sin duda, favorece aquellos caracteres más adecuados para que la especie viva en forma libre sin los cuidados pertinentes que el ser humano dispensaba. Una conducta agresiva puede ser muy ventajosa para la abeja en el momento de encontrarse con un predador que ataca su colmena. Readaptarse a la vida silvestre o al estado primigenio de la especie en el tiempo dependerá, en gran medida, de las modificaciones genéticas experimentadas en el proceso de domesticación. Cuanto mayores fuesen los cambios alcanzados en el proceso de domesticación, mayor será el tiempo de readaptación y la cantidad de generaciones que deberán transcurrir para volver a ser un animal silvestre. Y es posible que muchas especies que el hombre ha domesticado difícilmente lograrán volver a la vida silvestre.